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  Un fácil repaso a la crisis
 

 
 

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Un fácil repaso a la crisis financiera internacional y a la crisis española.
 
TITLE: An easy review of the international financial crisis and the Spanish crisis.
 
Carlos Morales Cano.
Auditor Interno de Riesgos de Ernst&Young.
Madrid, España.
 
 
RESUMEN:
La crisis financiera internacional y la crisis española explicada desde una óptica fácil y coloquial. El funcionamiento de la economía mundial y su evolución hasta llegar a la situación actual. El exceso de dinero en circulación, el exceso de endeudamiento de las economías, el estallido subprime. La crisis española, con la caída del sector inmobiliario, el exceso de endeudamiento de la sociedad. Una administración pública sobredimensionada y endeudada. Un mercado laboral rígido, cinco millones de parados. La falta de reformas para dinamizar la economía.
 
PALABRAS CLAVE: Crisis, economía, mercado, Estados Unidos, hipoteca, bancos.

 
Desde que la crisis económica estalló de forma fuerte en la sociedad y sus efectos se han ido notando de forma cruel en todos los ámbitos de la vida, la palabra “crisis” se ha ido interiorizando dentro de las personas hasta convertirse en una de las palabras más utilizadas y escuchadas en el día a día. Telediarios, periódicos, tertulias… charlas informales en el café, en el bar o en casa. Todas ellas con la palabra “crisis” como protagonista.
 
Pero, ¿se entiende realmente que es esta crisis, por qué está sucediendo? Incluso, ¿se entiende lo que es una crisis?, ¿qué significa la palabra crisis?
 
Siendo la crisis económica actual una de las más graves de la historia, no es menor la confusión que existe sobre la misma, los errores generados para explicarla y para entenderla.
 
Se habla sobre economía, sobre la política monetaria y fiscal, sobre los mercados financieros y las bolsas, sobre las estrategias empresariales. Los entornos económicos y las expectativas sobre los mercados. Pero ¿cómo hablar de todo esto sin tener ni si quiera clara la propia crisis, su origen, su desarrollo y su evolución? Tal vez merezca la pena volver al principio de todo y explicarla de forma fácil, con pocos tecnicismos – y pocos datos y cifras que al final marean y aburren al lector -, para que todo el mundo pueda entenderla.
 
Cuando se le pregunta a la gente sobre la crisis, lo primero que responden, es que en el mundo ha habido una crisis financiera internacional muy fuerte que ha afectado a toda la economía mundial y por tanto a la española. Lo segundo que responden, es que en España ha habido una crisis inmobiliaria muy fuerte, en donde ha acabado estallando la famosa burbuja inmobiliaria, arrastrando a toda la economía española.
 
Culpan de la crisis financiera internacional a los especuladores y a los inversores. Dicen que la culpa es de los mercados que al final han arrastrado a todo el sistema.
En España, culpan a las empresas constructoras, a las inmobiliarias y a todo el sector de la construcción. Dicen que se han llenado los bolsillos de dinero y que después de forrarse, han desaparecido dejando el pastel descubierto.
 
Viendo el análisis general de las personas. ¿Han hecho un diagnostico correcto? ¿Tienen razón es su planteamientos? No cabe duda de que lo que dicen es verdad, aunque su análisis es algo simplificado y esto lo convierte en incorrecto. Al final, parece como que la crisis es algo que nos ha venido dado, de lo que no tienen ninguna culpa. Nada lejos de la realidad.
 
La crisis es algo mucho más complejo y complicado, que no nos viene del cielo sin que nosotros seamos responsables, y que menos todavía podemos achacar única y exclusivamente a “malvados inversores y especuladores”, y a “constructoras e inmobiliarias avariciosas y fraudulentas”. La crisis es algo de todos y para todos.
 
Lo primero que vamos a explicar es la crisis financiera internacional. Actualmente vivimos en un mundo globalizado donde no existen apenas distancias de ningún tipo y todo está conectado. Lo que pasa en un lugar del mundo afecta a todos los demás en mayor o menor medida. Económicamente también es así.
 
Tenemos grandes zonas económicas en el mundo. Las más importantes son, por un lado EEUU con su influencia en toda latinoamericana, por otro lado la zona euro con Francia, Alemania y Gran Bretaña y su influencia sobre África, y por otro lado al gran gigante que es China, sin olvidar a Japón y el resto de Asia.
 
Se confecciona una economía globalizada, donde cada uno se posiciona dentro del mercado, especializándose en un producto, una materia prima, una tecnología, exportando o importando a otras economías. Modelos económicos diferentes, estrategias diferentes, todas ellas entrelazadas y dependientes unos de otros. Dentro de este juego entran las divisas, principalmente el dólar, el euro y el yuan, y todos los mercados financieros globales, donde se sitúan las bolsas, la deuda de los países, activos financieros, fondos de inversión globalizados, estrategias empresariales de multinacionales, etc.
 
A esto hay que sumarle impedimentos, ya que los mercados no son perfectamente abiertos, y están limitados por el proteccionismo, por un lado EEUU, otro lado la UE y por otro lado China principalmente, por medio de aduanas, aranceles, legislaciones, etc.
 
Se producen círculos económicos, como por ejemplo el de los países importadores y exportadores. Países importadores que compran fuera a otros países, - y países exportadores que venden a otros países. Lo exportadores centran su crecimiento en los beneficios que obtienen de esas ventas al exterior, incrementando su producción. Y estas cantidades de dinero ganado se colocan en reservas de divisa pero sobretodo en deuda pública de otras economías. Por otro lado, los países importadores compran al exterior, ampliando su crédito y su endeudamiento. Por lo que al final se endeudan mas, incrementando el riesgo de impago.
 
La economía mundial empieza a tener un exceso de liquidez en el sistema, mucho dinero en circulación, y muy barato – no olvidemos que hemos tenido los tipos de interés más bajos de la historia - el exceso de crédito y endeudamiento. Los bancos centrales no han parado de ampliar la oferta monetaria – le han dado a la máquina de hacer dinero -.
 
El crecimiento de los mercados financieros, sus operaciones, sus activos, el calentamiento de las bolsas, la aparición de fondos de inversión de todo tipo. El excesivo endeudamiento de los estados, con déficits muy acusados en sus cuentas públicas y deuda pública superiores a la mitad de sus PIBs.
Tanto dinero, tanta operación, tanto endeudamiento, tanto riesgo exige el desarrollo de los derivados financieros, para paliar el riesgo de cambio entre divisas, el riesgo de tipos de interés, y el riesgo de las fluctuaciones de acciones, bonos, materias primas. Se desarrollan el uso de las opciones, futuros y aparecen productos derivados más desarrollados como los contratos en diferencia. Todos herramientas necesarias para el correcto operar de los mercados, pero que también dan fuerza y armas a los especuladores que fuerzan el riesgo al límite, poniendo en peligro mucho dinero y muchos negocios.
 
Si en un momento dado un país importador como EEUU, por problemas económicos, deja de comprar al exterior a países como China, estos países se resentirán y perderán su principal fuente de ingresos (importaciones). Esto a su vez reducirá su producción y bajará su crecimiento. A su vez, los mercados de deuda se verán resentidos, ya que estos países compraran menos bonos de los estados al obtener menos beneficios. Esto implicará mayor endeudamiento en otros países que necesitan financiarse vía bonos, y por tanto menos importaciones y menos crecimiento. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y frente a esto se empezó a forjar una bola de nieve enorme en la economía mundial que en no poco tiempo – precisamente por ser insostenible –estallaría.
 
Antes de volver al origen y a las conclusiones de la crisis financiera internacional y por tanto la crisis económica mundial, vamos a subrayar dos hechos que marcaron el estallido de la misma. Fue la llama que encendió la mecha. Pero no fue la razón del estallido, ya que la crisis se fue forjando poco a poco por el rumbo que la economía mundial estaba llevando.
 
La llama que estallo la mecha fue la famosa “crisis subprime” de EEUU y la posterior quiebra de Leman Brothers.
 
¿Qué es la crisis subprime? La derivada de las hipotecas subprime o hipotecas basura de EEUU. ¿Esto qué es exactamente y por qué afectó a la economía mundial, provocando incluso la quiebra de bancos como Leman Brothers?
 
Existen un tipo de fondos en la economía que se llaman “Fondos de Titulización”. En estos fondos compran activos de bancos, como hipotecas. Para comprar estos activos se emiten bonos. El dinero que se obtiene de la venta de los bonos sirve para comprar estos activos hipotecarios. Automáticamente dejan de pertenecer a los bancos y pertenecen a los fondos. Los ingresos que generan las hipotecas – el pago del principal más los intereses – sirven para pagar a los bonistas que compraron los bonos, su principal mas intereses.
 
Las hipotecas basuras, son hipotecas concedidas a gente que no podía afrontar su pago, por lo que esas hipotecas no sería pagadas – entrarían en mora –. Al no obtener ingresos, no se podrían pagar los bonos con los que se compraron, por lo que su impago conllevaría un impago en los bonos.
 
Puntualizar la importancia de la crisis inmobiliaria de EEUU y otros países como España dentro de todo este proceso, sin olvidar que gran parte del crédito concedido por la banca a empresas y particulares era para dicho fin.
Estos “bonos de hipotecas basura” se distribuyeron por todo el mercado infectando el sistema, creando incertidumbre y hasta la quiebra de Entidades. Pero en realidad, el sistema ya estaba sobredimensionado, inflado y con riesgo de estallar, y esta razón simplemente fue el empujón que faltaba para que todos nos diéramos cuenta de la verdadera realidad engañosa en que vivimos.
 
La conclusión de la crisis puede sintetizarse en tres factores claves en la misma. Los errores de la Reserva Federal Americana y copiada por otros banco centrales como el Banco Central Europeo de exceso de oferta de dinero – con tipos de interés muy bajos – y la no regulación de instrumentos financieros desarrollados en este periodo. Esto sumado a los elevados déficits generados por los estados.
 
A su vez, el proteccionismo de China y la fijación artificial de un precio infravalorado de su moneda fue otra de las distorsiones del mercado que produjeron la crisis.
 
A esto le sumamos la subida de los precios del petróleo de los últimos años, generando grandes transferencias de moneda a los productores, que transformaban en reservas convertibles.
Este es el desarrollo de la crisis financiera internacional que sumada a las crisis individuales de cada uno de los países han colocado a el mundo en la actual situación mundial.
 
Y aquí es donde entramos en España y su crisis económica propia, con una primera pregunta. ¿Cuál es la causa y razón de la crisis económica española? ¿Es esta consecuencia de la crisis financiera internacional? Es evidente que no. La crisis española es algo propio, labrado desde dentro y para dentro, agravada por la crisis financiera internacional.
 
Durante el desarrollo económico español de los últimos años, el sector inmobiliario se desarrolla convirtiéndose en uno de los motores de la economía española, forjando al rededor una potente industria de materias primas, un potente sector de la construcción, un potente sector inmobiliario y un potente sector de bienes de equipo – que se dedicaban a abastecer todas las necesidades de la actividad -, así como múltiples servicios relacionados con la misma. La cantidad de empleo concentrado en estos sectores fue inmensa, afectando así al sistema financiero, ya que la mayoría del crédito que se daba en España por parte de los bancos y las cajas era al sector inmobiliario, ya fuera por parte de la oferta – constructoras, promotoras, inmobiliarias, etc. para llevar a cabo sus proyectos – o fuera por parte de la demanda – particulares y empresas que compraban casas, pisos, edificios, etc. por medio de las hipotecas -.
 
No hay que olvidar a las administraciones locales prácticamente centraron su financiación en este tipo de proyectos – venta de suelo con recalificaciones, participación en proyectos de construcción, impuestos referentes, etc. -.
 
Cuando la crisis inmobiliaria estalla, arrastra a toda la economía. Arrastra a las constructoras e inmobiliarias que pierden su negocio, y todos los negocios que había de este. Empresas que quiebran y dejan de pagar sus créditos ya que sus proyectos fracasan, y gente que se queda sin trabajo por la misma razón, dejando de pagar sus créditos e hipotecas. Por lo que se produce una crisis de liquidez en la banca española. El crecimiento de la morosidad lleva a la banca a una situación muy complicada.
 
El ahorro en España ha sido mucho menor a la inversión, por lo que hemos tenido que ir fuera a financiarnos, convirtiéndonos en el país con segundo mayor déficit de nuestra balanza comercial – importaciones mucho mayores a las exportaciones -. Este déficit genera un gran coste de intereses que resulta muy difícil sostener a lo largo del tiempo. Que nos presten dinero de fuera es demasiado caro.
 
A esto se suma el endeudamiento general de las empresas y las familias españolas, endeudamiento que refleja el querer vivir por encima de nuestras posibilidades, a base de crédito – vivir encima de un castillo de naipes que pronto se derrumbaría -.
 
El endeudamiento de las empresas españolas en proyectos poco rentables, sin cuantificar el riesgo real de forma correcta hizo que muchos proyectos fracasaran y que muchas empresas quebraran, generando destrucción de valor, incrementando el paro y produciendo el impago de sus deudas (morosidad).
 
Por otro lado, el endeudamiento de las familias, ya que no disponían apenas de ahorro, y pedían un excesivo crédito para sus actividades. Familias que se compraban más de una vivienda, más de un coche, sin privarse de buenas y largas vacaciones, así como de artículos de consumo de todo tipo. Este endeudamiento ha sido tan elevado, que en cuanto que el Euribor ha subido o cuando se ha producido una contingencia – como un despido – las familias han que          brado, dejando de pagar sus deudas.
 
Esto sumado a una sobredimensión del sector público y del Estado que han endeudado al país, con déficits enormes, que actualmente no se pueden sostener, nos llevan a un escenario muy pesimista.
 
La administración pública española está sobredimensionada y es ineficiente. Hay muchas duplicidades (o triplicidades) en funciones, en procedimientos, en ventanillas, en legislaciones. Hay un excesivo número de funcionarios por ciudadano y un elevado gasto corriente, innecesario e improductivo.
 
Por no hablar de las legislaciones. Actualmente existen diecisiete legislaciones diferentes, con procedimientos diferentes y requisitos diferentes. Esto produce una ruptura del mercado interno, ya que las empresas no pueden operar libremente de una región a otra.
 
La sobrerregulación de la economía, la dificultad de crédito de nuestras pymes, el rígido mercado laboral dan lugar a un escenario terrible. Somos un país con bajísima productividad en el empleo. Producimos muy poco por hora de trabajo con respecto a los países de nuestro entorno.
 
Por no hablar de nuestras cifras de paro, que rozan los 5 millones. Un país con la pirámide de población invertida – donde los jubilados tienden a ser más que la población activa – y con cinco millones de parados, no es un país sostenible.         Y menos, estructurando un déficit desorbitado en sus cuentas. ¿Cómo pagamos todo esto?
 
La legislación laboral es muy rígida, lo cual no permite dinamizar el mercado laboral y crear empleo. Tradicionalmente en España necesitamos crecer cerca del 3% para generar empleo lo cual es gravísimo.
 
El primer aspecto importante que se necesita abordar es el abaratamiento del despido, equiparándolo a los países de nuestro entorno, que generan mucho más empleo que nosotros y con mucha más facilidad. Esto daría mucha más maniobrabilidad a las empresas para actuar frente a situaciones complicadas, y a su vez permitirían que se atrevieran a contratar sin miedo al futuro en los momentos en que las cosas fueran mejor.
 
Poniendo un ejemplo, ¿qué es mejor? Que una empresa de 100 empleados que está en crisis, y necesita reajustar su plantilla, despida a 20 empleados y siga con su actividad – manteniendo el puesto de los otros ochenta – o que no pueda asumir esos 20 despidos por su alto coste, y se vea obligada a cerrar, dejando a 100 empleados en la calle y destruyendo ese valor y esa riqueza que una empresa genera en una sociedad.
 
El segundo aspecto que hay que revisar es el sistema de convenios colectivos, permitiendo a las empresas que actúen según su balance y su cuenta de pérdidas y ganancias, y no de acuerdo con la firma de convenios, muchas veces impuestos vía sectorial por gente que poco sabe de la situación real de las empresas. Estos convenios fuerzan a subidas – IPC más un porcentaje – a empresas que están teniendo perdidas.
 
Lo más razonable es que si una empresa obtiene beneficios, suba los sueldos, pero que si tiene perdidas, pueda no subirlos. Y nadie mejor que un empresario sabe cómo va la empresa. Y este siempre quiere lo mejor para ella, ya que es suya. No olvidemos que el empleo lo generan los empresarios y las empresas.
 
Para salir de la crisis hay conseguir una estabilidad a largo plazo en nuestra economía que genere credibilidad y estabilidad en los mercados, que al final son los que nos financian y los que introducen el dinero.
 
Las condiciones necesarias para salir de la crisis en España, pasan por dos aspectos claves. Por un lado reducir el gasto público – reducir el tamaño de la administración, reducir el gasto corriente improductivo, eliminar muchas partidas de gasto prescindibles e inútiles, y reducir el número de cargos, consejeros, funcionarios, etc. – consiguiendo una estabilidad en las cuentas públicas a largo plazo. Esto evitará futuras quiebras del estado y dará credibilidad en los mercados, para que el dinero y los capitales no huyan del país. En definitiva, es crear una administración eficiente.
 
En segundo lugar, debemos de crecer, y para crecer necesitamos reformas estructurales profundas en nuestra economía. Reforma de nuestro sistema financiero, de nuestro mercado laboral, de nuestro mercado energético, reforma de las pensiones, reformas de educación, justicia y seguridad, etc. Recuperar nuestra unidad de mercado y dinamizar la economía.
 
Así se darán las condiciones necesarias para que la actividad económica vuelva a fluir y por tanto podamos volver a crecer, y esta vez sobre una estructura mucho más sostenible que la anterior.
 
La conclusión general que debemos sacar sobre todo esto es que estamos en crisis. Y que la crisis significa que somos más pobres y como tal, debemos de actuar.
 
Tendremos menos dinero para gastar y menos riqueza de la que disfrutar. Y esto nos afectará a todos. A nuestras administraciones, a nuestras empresas y a nosotros mismos. Y con trabajo y esfuerzo, esperar remontar la situación, que solo entre todos, conseguiremos remontar.
 

 
BIBLIOGRAFÍA.
 
 Recarte, Alberto.: El Informe Recarte 2009. La economía española y la crisis internacional -.
 
Guy, Sorman.: .La Economía no Miente
 
Abadía, Leopoldo.: La crisis Ninja
 
Smith, Adam.: La Riqueza de las Naciones
 
Keynes, J. M.: Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero
 
 
 
 
 
 
 
 
http://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa0209.pdf
 
 
 
 
 
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